17 de julio de 2008

oleo de una mujer con sombrero

Silvio Rodríguez.
Uno de los cantautores cubanos de mayor relevancia a nivel
internacional.
Un poeta y filósofo de la vida que con sus palabras muchos
nos sentimos reconocidos. 
En el año 1970 escribió una canción pequeña, rápida, sencilla,
sin pretensiones artísticas alguna, y surgió un poema intenso,
emocionante, cargado de sentimientos por un ser que desapareció.
Según cuentan fué durante unos carnavales cuando se le ocurrió
la relación entre el ser al que hecha de menos y la mujer con
sombrero de algún cuadro del pintor Marc Chagall. 
A mi, como a muchos, me ha pasado que de algún modo he caído en
la magia de estas palabras.
 
 
“Curiosamente, su voz no es cálida ni grave ni particularmente
seductora, sino más bien aguda, de un timbre casi metálico y sin
embargo frágil. Al escucharlo, uno llega a temer que en cualquier
momento se le quiebre, y ese riesgo ( que en su caso no es
deliberadamente buscado sino más bien lo asume como algo
irremediable) también forma parte de su extraño atractivo.
Con características que en cualquier otro cantante serían
anticarismáticas, Silvio funda precisamente su carisma.
Quizá el secreto resida en que siempre transmite una gran
sinceridad, una honestidad a toda prueba, un no
aparentar lo que no es, y, en estos tiempos de famas prefabricadas,
de engendros de la machacona y mistificadora publicidad, esa
actitud, a la que el público accede sin intermediarios, significa
una bocanada de aire fresco en un ámbito, como el del espectáculo,
por lo común tan especulativo como artificial.”
Mario Benedetti hablando de Silvio Rodríguez.



Óleo de una mujer con sombrero

Una mujer se ha perdido
conocer el delirio y el polvo,
se ha perdido esta bella locura,
su breve cintura debajo de mí.
Se ha perdido mi forma de amar,
se ha perdido mi huella en su mar.

Veo una luz que vacila
y promete dejarnos a oscuras.
Veo un perro ladrando a la luna
con otra figura que recuerda a mí.
Veo más: veo que no me halló.
Veo más: veo que se perdió.     

Una mujer innombrable
huye como una gaviota
y yo rápido seco mis botas,
blasfemo una nota y apago el reloj.
Que me tenga cuidado el amor,
que le puedo cantar su canción.

La cobardía es asuntode los hombres,
no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores,
ni a historias, se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar.  

Una mujer con sombrero,
como un cuadro del viejo Chagall,
corrompiéndose al centro del miedo
y yo, que no soy bueno, me puse a llorar.
Pero entonces lloraba por mí,
y ahora lloro por verla morir.


foto: un cuadro de Marc Chagall.
canción: Silvio Rodriguez, versionada por Nacho.

1 comentario:

Arecihceh dijo...

nacho...a ver cuando pones dibujos hechos por ti...