Corría el mes de febrero, y hacía frío. Era un domingo por la tarde. La cabeza la tenía ocupada con un recuerdo, con un instante, una sensación. Afuera no paraba de llover.
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Quizás
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Quizás llegará el momento,
algo ocurrirá, se sentirá en el aire.
Los corazones palpitarán más fuertes que nunca.
La respiración se hará más difícil
y la lluvia no parará de caer.
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Y da igual si el frío nos corta la piel
porque ésta no es una noche más.
Y da igual que la oscuridad no nos deje ver,
ésta es una oportunidad.
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“Tu eres dueño de tus ideas
y preso de tus palabras”, me dicen,
pero hay que elegir:
involucrarse o morir.
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Porque aquí viniste como un huracán
regalando tus ojos llenos de ilusión,
quitándole el aliento a unos pulmones sobrados de oxígeno.
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Y da igual si el frío nos corta la piel
porque ésta no es una noche más.
Y da igual que la oscuridad no nos deje ver,
ésta es una oportunidad.
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Los héroes pasan y pasan,
la calle es larga, todo se han ido.
Ahora te pido que en esta tierra de la hipocresía
vuelvas como un vendaval y caigas fría.
Sin mostrar compasión.
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Quizás este es el momento,
algo ocurre, se siente en el aire.
Los corazones palpitan más fuertes que nunca.
La respiración se hace más difícil
y la lluvia no para de caer.
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